domingo, 4 de abril de 2010

Seguimos en la cola y lejos del uno (del Pib para investigar)

Fuente: http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/S/seguimos_en_la_cola_y_lejos_del_uno/seguimos_en_la_cola_y_lejos_del_uno.asp?CodSeccion=187
Autor: Alejandro Gómez Valencia

Seguimos en la cola y lejos del uno

COLOMBIA SE PROPUSO hace varios años la meta de llegar a invertir en ciencia y tecnología el uno por ciento del PIB. Hoy no superaríamos el 0.4.

El bip, bip, bip constante de Sputnik, la sonda rusa que espabiló a la comunidad científica en 1957, hizo eco en la promoción de la ciencia y la investigación en Colombia, una tarea a la que más de medio siglo después le sigue faltando gasolina porque no se le invierte ni el 1 por ciento del producto interno bruto.

Alberto Ospina Taborda, quien promovió la creación de Colciencias en parte gracias a que fue testigo del revuelo que creó la Sputnik en Estados Unidos, recuerda que en la década del 70 Colombia destinaba a la inversión en ciencia y tecnología entre el 0,2 y el 0,3 por ciento del PIB.

Ahora, 40 años después, estima la inversión en el 0,7, pero el director actual de la entidad, Francisco Miranda Miranda, la aterrizó en el 0,4.

Esa cantidad también es la que invierte México en investigación y desarrollo, la misma que lo dejó el año pasado como el país que menos destina a ese ítem del grupo que conforma la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE. En el primer puesto aparecía Suecia con 3,8. Luego estaban Finlandia con 3,5, Japón 3,4 y Corea del Sur 3,1.

¿Se trata de un asunto de voluntad política? La respuesta de la comunidad científica es un coro que grita sí.

Francisco Miranda citó la decisión de Barack Obama de incrementar en plena crisis económica la inversión del 2,3 al 3 por ciento y resaltó la decisión de Chile y Brasil de destinar parte importante para desarrollar la explotación del cobre y petróleo respectivamente.

En Colombia hace varios años se estableció la meta de llegar al 1, pero al paso que avanza la inversión y, si esto fuera una competencia, el país correría el riesgo de ser tan célebre como Eric Moussambani, quien registró la peor marca de natación en los Juegos Olímpicos de 2000.

Algunos confían en que la ley que transformó hace un año a Colciencias en Departamento Administrativo nos acerque al lejano 1, pero otros como Jairo Humberto Restrepo Zea, vicerrector de investigación de la U. de A., creen que en el trámite de la ley no concretó algo que requiere el país: "voluntad política".

Que se vea la investigación

Fuente: http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/Q/que_se_vea_la_investigacion/que_se_vea_la_investigacion.asp?CodSeccion=219


Investigar en las universidades colombianas está dejando de ser una actividad exótica y reservada a talentos privilegiados, para convertirse poco a poco en función habitual. Ha habido avance en cantidad y calidad. De 500 grupos de investigación a comienzos de siglo se ha pasado a más de 3.500 en la actualidad. Pero se necesitan métodos y estrategias que aseguren la visibilidad y el impacto en el mundo, como se concluyó en el foro internacional reciente.

Prueba de un leve mejoramiento gradual de la investigación hecha en Colombia en quince años es el ascenso en el ranquin mundial, del puesto 59 al 53. El trabajo se les debe en gran parte a las instituciones universitarias, que han subrayado la importancia de la investigación con la creación de grupos, el impulso a las publicaciones especializadas, la indexación de revistas y la incorporación de pares internacionales como autores y evaluadores.

Se ha reconocido el gran potencial de las universidades. Pero también está abierto el debate sobre la pertinencia real de las investigaciones y las amenazas que pueden afectar la cultura investigativa, como la burocratización, el exceso de formalismo en los procesos, el énfasis tecnocrático y la lentitud para tomar decisiones y administrar recursos. Las denuncias de fines del año pasado, sobre productos ficticios e imposturas, todavía están por aclararse.

La investigación y la innovación en ciencia y tecnología deben ser pertinentes y ajustarse a reales necesidades de la nación y sus regiones. Se requiere la formación de investigadores con disciplina, no motivados por conveniencias ocasionales de ajuste de la carta académica. Los grupos deben exponerse a evaluación periódica. Y los productos y resultados deben difundirse. En cuanto a la visibilidad, el reto consiste en utilizar al máximo las redes y bases de datos, los llamados repositorios y los servicios de divulgación, así como los medios de comunicación.

En materia de difusión, es muy importante que en las universidades se reconozca y estimule el periodismo científico y la consiguiente formación de expertos en la tarea de poner al alcance de la gente los resultados de la actividad investigativa y establecer puentes entre investigadores y ciudadanos, así como utilizar de modo conveniente los canales que faciliten la visibilidad y, como se ha dicho, hagan notorio el impacto de la producción científica propia en el mundo y en los ránquines internacionales, uno de ellos el de Shanghai, en el cual no ocupan lugar relevante las universidades latinoamericanas.

La investigación en Colombia es una actividad joven e incipiente. El camino que hay para recorrer es largo y difícil. Pero hay que observar, con realismo optimista, que al fin está saliéndose del ostracismo y el subdesarrollo y en el Estado y las instituciones universitarias hay un propósito manifiesto de hacer que la empresa investigativa sea pertinente y mejore en calidad y visibilidad.